Este es el famoso dilema de Goldman:  el yin y el yan. ¿Donde está el equilibrio?: ¿luchar por un sueño a  cuenta de nuestra vida? o ¿no tener metas ni objetivos en la vida?. Al  parecer la respuesta de estos deportistas demuestra que la cosa está  dividida. ¿O todo, o nada?.
Nos  han enseñado a vivir deprisa. Rápido, rápido, que parece que todo se  acaba. Hay que “triunfar” rápido, llegar “lejos”, hay que “ser mucho”,  hay que “tener mucho”, ... ¿Qué es el triunfo?, ¿qué es llegar lejos?,  ¿qué es ser mucho?, ¿qué es tener mucho?. Son preguntas que no nos  solemos hacer pero que parecen cruciales a la hora de poder reconocer el  camino que queremos recorrer. No hacerse las preguntas es vivir una  tiranía autoimpuesta. Asumir por buena una inercia que nos conduce a  todos al mismo sitio: un embudo motivo de las prisas. Salir de aquí  puede ser más lento que recorrer un camino de una única dirección y con  muchas curvas.
Muchas  veces la comodidad que nos ha venido dada provoca que nos volvamos un  tanto “conformistas”. ¡Que a gustito se está en este sitio!. ¡Da pereza  moverse!. Pero ocurre una cosa; el hombre necesita su tensión interior  para encontrar el significado. Una tensión interior que resulta de la  diferencia entre los objetivos por alcanzar y los objetivos alcanzados.  Si la tensión interior es negativa, será señal de que nos hemos  acomodado en un sillón que no nos merecemos. Un lugar que tendremos que  ganarnos, y que para ganarlo tendremos que poner unos objetivos a la  altura de lo que queramos alcanzar. Si la tensión interior es negativa  significará que nos hemos rendido, que damos por bueno lo conseguido, el  motor se parará.
Ambas  situaciones tienen ventajas e inconvenientes, pero en su equilibrio  está la respuesta. Es como cuando te preguntan: ¿a quién quieres más, a  papa o a mama?. Yo los quiero a los dos, ¿por qué tengo que elegir?.  Quiero metas y objetivos, quiero esa tensión que me mantiene despierto,  necesito la adrenalina de la velocidad. Pero ojo, hay controles de  velocidad ... y ahora quitan puntos. ¿Donde están los límites de las  metas?, creo que es es una pregunta que sólo se puede responder de una  manera muy personal. Pero es una pregunta obligatoria, de esas que si no  respondes restan.
¿Cuántos se la han hecho?.


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