El poder del primer impacto es evidente. Nuestra mente funciona así, lo primero que ve es lo primero que utiliza para construir los patrones que necesitamos para vivir. El primer argumento, la primera imagen, la primera excusa, el primer dato, ... dan forma a la realidad que luego percibimos. Si alguien te cuenta algo y luego viene otra persona a convencerte de lo contrario, todos sabemos que el esfuerzo del segundo para hacernos cambiar de opinión es mucho mayor, ¿por qué?, porque el primer impacto ha provocado que nuestra mente construya determinados patrones en función del orden de entrada de la información. Por nuestra forma de pensar, y por la educación que hemos recibido, somos poco sensibles al cambio de patrón. Pensamos en vertical, construimos de arriba a abajo, de una manera secuencial y lógica. Esta arquitectura mental dificulta la flexibilidad a la hora de incorporar otros patrones a nuestro universo. Nos movemos bien en una sola dimensión, la dimensión FIFO (First In First Out): lo primero que nos ocurre es lo primero que fija nuestro pensamiento.
Este “defecto” en nuestra forma de pensar nos obliga a administrar mucho mejor el orden en el que incorporamos la información a nuestra memoria. Ser conscientes de que buena parte de las realidades que percibimos dependen del orden de asimilación de la información nos ayuda a poder controlar nuestro pensamiento, y controlar nuestro pensamiento nos permite controlar nuestras emociones. Cuando algo no nos gusta, cuando lo negativo se apodera de nuestras cabezas, a lo mejor es buen momento para revisar el patrón, para analizar la construcción del mismo y para plantearse tirarlo abajo y construirlo de otra manera.
Hay una nueva dimensión que debemos abrazar, la horizontal. El FIFO está bien pero no es suficiente. A lo mejor hay otras opciones que despreciamos por no estar delante de nuestras narices y ser parte de la solución del problema. Os pongo un ejemplo cotidiano, ¿cuántas veces habéis perdido un buen rato buscando las llaves de casa o del coche?. Cuando repaso el proceso de búsqueda es cuando me doy cuenta de la primacía del pensamiento vertical. Lo primero que haces es buscar donde siempre las dejas, ese es el primer paso, y en base a este paso se sucede el resto de la búsqueda. Sólo cuando rompemos ese patrón ordenado y comenzamos a pensar en que llevábamos puesto, en que estábamos haciendo, ... es cuando se nos ocurre el lugar donde pueden estar las dichosas llaves.
Somos animales de costumbres, nos encantan las rutinas (ordenadas o desordenadas), nos encanta dejar que el subconsciente decida por nosotros. Todo esto es muy cómodo y la verdad es que funciona bastante bien. Pero dominar el arte de pensar en otra dimensión, poder controlar el pensamiento, ser consciente del orden de llegada de la información para manejarla a nuestro antojo o poseer el don de ver alternativas donde nadie las ve nos puede hacer más creativos y mucho más autónomos. Y si no te lo crees, piensa en el subidón que da encontrar las llaves!!
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