La población ocupada alcanzó 96.22% de la PEA en el tercer mes del presente año, siendo su distribución porcentual por sector de actividad la siguiente: en los servicios se concentró 39.7% del total; en el comercio 20%; en la industria manufacturera 16.3%; en las actividades agropecuarias 14.6%; en la construcción 8.1%; en “otras actividades económicas” (que incluyen la minería, electricidad, agua y suministro de gas) 0.7%, y el 0.6% restante no especificó su actividad.
Según su posición en la ocupación, el 64.6% se identificó como trabajador subordinado y remunerado; 23.3% como trabajador por cuenta propia; 7.3% como trabajador sin pago y el 4.8% agrupó a los empleadores.
Uno de los objetivos de las economías modernas, es la acumulación de capital humano. Sin embargo, este no es un proceso sencillo, de hecho, en el corto plazo puede considerarse que al igual que el capital físico y el financiero, el capital humano es fijo, los habitantes de cada nación cuentan con un determinado stock de conocimientos, habilidades y capacidades, susceptibles de ser aplicados en el proceso de generación de ingreso y promoción del desarrollo, que no es fácil modificar o acrecentar en el corto plazo.
Ampliar dicho stock implica, necesariamente, que más personas se incorporen al proceso educativo, y lo hagan cada vez a niveles escolares más altos, que un mayor número de personas egresen de las escuelas y, además, se integren al proceso productivo del país. Todas estas condiciones, no son susceptibles de ser alcanzadas en plazos reducidos, se requiere de un esfuerzo sostenido y paulatino que involucra necesariamente, el largo plazo.
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