Iniciaremos analizando la siguiente parábola:
La parábola de los talentos
Un mercader tenía tres criados y ocho talentos (monedas de plata) que debía repartir entre ellos. A uno de los criados le dio cinco y a otro dos. Al último sólo le dio uno. Los dos primeros invirtieron su dinero y lo doblaron, mientras que el tercer lo enterró y no obtuvo ningún valor. Cuando volvió el amo, alabó a los dos primeros y reprendió al tercero.
Así que le quitó el talento y se lo dio al que ya tenía diez. Pues a los que tienen, se les dará y tendrán en abundancia; pero a los que no tienen, incluso lo poco que tienen se les quitará. En cuanto al criado, inútil, lanzadlo a las tinieblas exteriores, donde habrá llanto y crujir de dientes.
La interpretación tradicional de esta parábola es que las personas deben ejercer sus habilidades personales, o talentos, en sus vidas, en vez de mantenerlas escondidas. Para las empresas, la moraleja de la parábola, es que las personas aumentan su valor cuando invertimos en ellas.
Hoy en día todas las organizaciones dicen eso de que:
“Las personas son nuestro principal activo”.
Pero son pocas las que practican lo que predican y menos aún las que lo creen de verdad.
Activo: Conjunto de todos los bienes y derechos con valor monetario que son propiedad de una empresa, institución o individuo, y que se reflejan en su contabilidad.
El problema no es que las empresas no valoren a su personal; es que no saben cómo hacerlo; no han encontrado una forma fiable de medir su valor ni de revalorizarlo con una mejor gestión.
Para poder valorar a su personal, las empresas deben superar la idea de recursos humanos y pasar al concepto de capital humano.
El mismo término recurso (del latín resurgere, volver a levantarse) implica la idea de algo disponible a lo que se puede recurrir cuando es necesario. En el contexto empresarial, despides hoy y vuelves a contratar mañana; como viene, se va. Pero ¿seguro que las personas son un recurso de este tipo? ¿No serán una forma de capital, algo que gana o pierde valor dependiendo de cuánto y cómo se invierta en él?
El concepto de capital humano procede de la necesidad de redimensionar el aporte del ser humano a los procesos de productividad empresarial y el favorecimiento de las dinámicas del desarrollo de los países. Cuando el ser humano se concibe como un "recurso humano" lo que se pretende es objetivarlo para engranarlo dentro de los otros objetos que se acoplan en las tareas y actividades de un mecanismo. Por el contrario, cuando se recurre a la expresión "capital humano" se piensa en el ser como un potencial que dinamiza sus atributos a favor del desarrollo de los otros seres humanos.
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