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lunes, 2 de abril de 2012

UYYYY!!! Casi Casi!!!

De lo intrínseco de la motivación hemos hablado en múltiples ocasiones en este blog. No hay duda de que le verdadera motivación nace dentro de cada uno de nosotros. Se trata de una energía que nosotros fabricamos y cuyos interruptores son la autonomía, la maestría y el propósito. Pero nunca hemos hablado de cuál es el motor que mantiene toda esta maquinaria en marcha. Yo le voy a llamar: uyyy!!!. Se trata de la sensación que genera en nosotros situaciones en las que, casi, conseguimos el objetivo deseado. Cuando nos quedamos a un punto de la gloria. Situaciones que generan cantidades suficientes de dopamina, que inundan nuestro cerebro medio creando en nosotros sensaciones similares a la de la victoria. No hemos ganado, pero casi. Y ese “pero casi” es un uyyy! que anula en nuestro cerebro la sensación de derrota y nos empuja a seguir intentándolo... porque hoy es nuestro día de suerte!. Nuestro circuito de recompensas se ve atraído de una manera intrínseca por la sensación que genera uyyy!
 
Cuando las cantidades de dopamina generadas en el cerebro están muy por encima del nivel de equilibrio, entonces podemos ver la cara oscura de este proceso en forma de ludopatía. Una enfermedad que impide ver al que la sufre las inmensas probabilidades que tiene el fracaso en su búsqueda incesante del gran triunfo. Los casinos son fábricas de algoritmos diseñados para aprovecharse del motor de la motivación intrínseca. Un motor que se activa cada vez que el uyyy! hace presencia en nuestras vidas.
 
Nuestros más antiguos ancestros ya eran movidos por esta fuerza empujándoles a cazar más, a buscar un mejor lugar donde vivir, a querer demostrar que su esfuerzo se merecía mucho más. Esta fuerza nos ha traído hasta aquí, un mundo donde tenemos más de lo que podemos tener. 
Si te paras a pensar en esta fuente de energía cinética seguro que detectas entre tus múltiples actividades diarias aquellas que despiertan la fuerza que te empuja un poquito más. Esa energía que hace nuestras vidas interesantes al ser la responsable de anunciarnos la presencia de lo que realmente nos gusta. Cuando este motor se enciende hay algo ahí que nos hace sentir bien, una sensación que nos permite disfrutar de la fuerza del progreso. Y en el momento que el progreso hace presencia en nuestras vidas, nuestra fuerza de voluntad se ve enormemente reforzada.
 
Conocemos los interruptores y sabemos como funciona el motor de la motivación intrínseca, ¿entonces, por qué no los usamos más a menudo?. Esto, lejos de ser un secreto, es una herramienta de trabajo para muchas personas que diseñan estímulos que cada día hacen miles de impactos en nuestra vida. Como todas las fuentes de energía, son limitadas, y cuando su uso se ve activado en múltiples ocasiones, por cada vez más ingeniosas formas de llegar a nosotros, sufrimos el riesgo de que el motor se vicie y no podamos usarlo cuando realmente más lo necesitamos.
 
La fuerza de “casi casi” es nuestro mayor aliado a la hora de encontrar la forma de poner en marcha nuestro interior. Vigilar cómo funciona y cuándo funciona este motor ayuda a encontrar nuestro mejor yo. Un yo que olvida lo que le rodea para disfrutar realmente de lo que hace, de esa tarea que es inmune a evaluaciones, juicios de valor, plazos, miedo, imposiciones,... Cuando encontramos esa tarea nosotros somos los dueños, los que controlamos lo que pasa, precisamente porque somos los que mejor entendemos lo que hacemos, y además, lo que hacemos nos permite sentir esa conexión entre el resultado de nuestro trabajo y su objetivo. Cuando esto sucede la magia del significado genera el envoltorio de una ecuación perfecta cuyo resultado es una de las mejores versiones de ti mismo.

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