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lunes, 15 de julio de 2013

Huele a vacaciones

Si pudiera vivir nuevamente mi vida, en la próxima trataría de cometer más errores. No intentaría ser tan perfecto, me relajaría más. Sería más tonto de lo que he sido, de hecho tomaría muy pocas cosas con seriedad. Sería menos higiénico. Correría más riesgos, haría más viajes, contemplaría más atardeceres, subiría más montañas, nadaría más ríos. Iría a más lugares adonde nunca he ido, comería más helados y menos habas, tendría más problemas reales y menos imaginarios...Yo era uno de esos que nunca iba a ninguna parte sin un termómetro, una bolsa de agua, un paraguas y un paracaídas; si pudiera volver a viajar, viajaría más liviano."


Este bello párrafo es obra del genial José Luis Borges. En él se recogen los anhelos y deseos de una persona de 85 años a la que la muerte está llamando a su puerta.Su lectura me inspira a pensar que realmente la vida es la suma de nuestros recuerdos y experiencias y son éstas las que al final de la misma determinan el saldo de lo vivido.
Haciendo caso a las palabras de Borges, mañana comienzo mis vacaciones. Seis semanas fuera de cobertura, lejos de lo cotidiano, de los problemas del día a día, del ritmo que marcan las obligaciones y el trabajo. Mañana comienzo un viaje con el que espero llenar esa mochila que llevamos en nuestra cabeza y de la que tiramos en forma de recuerdos cuando queremos recrearnos con las maravillas de la vida. Siento la necesidad de dotarla de contenido mientras el tiempo y la salud me lo permitan, porque se que de lo contrario, un día esos anhelos de Borges podrían ser míos también.
Ahora toca descubrir paisajes, conocer culturas, compartir experiencias, correr todo tipo de aventuras, salir del espacio de confort, ampliar los puntos de vista, entender otras realidades y sentir la pequeñez del individuo en la inmensidad del mundo.
Espero descubrir grandes cosas y deseo estar un poco más en contacto conmigo mismo. Viajar siempre es un buen momento para que nuestro cerebro deje de ser ese vaso de agua en el que cualquier pequeño puñado de sal convierte el agua en veneno, para transformarlo en un gran lago donde los puñados de sal no alteran en absoluto el sabor de un agua clara y cristalina.
A la vuelta prometo acometer de nuevo el gran reto que supone escribir un blog. Algo que llevo haciendo cada tiempo libre que tengo durante los últimos años. Una forma de compartir y desnudarse que en mucho me recuerda a viajar, ya que en ambos casos, puedes utilizar tu imaginación para descubrir nuevos lugares y sacar originales conclusiones. Espero que a mi regreso también hayas disfrutado de este tiempo de descanso y lo hayas utilizado para estar un poco más contigo. Te deseo unas muy felices vacaciones. Hasta la vuelta!!!!

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