Es un clásico escuchar a tus compañeros de trabajo comentar las artimañas que tienen que hacer para que sus hijos se pongan a estudiar y dejen la “Play”. Pero es increíble el poder de atracción que poseen estos dispositivos sobre las nuevas generaciones. A pesar de los pesares, estos “cacharritos” irrumpen en la vida diaria de personas inmersas en una etapa formativa, etapa que definirá muchos de los comportamientos futuros de quien los utiliza.Es evidente la enorme puja del sector de los videojuegos en el mercado del entretenimiento. Esta puja tan elevada indica que la demanda crece sin parar. Eso justifica y paga las cuentas de inversiones multimillonarias en un sector con cifras de crecimiento muy por encima de la media. Y se construye así un mundo virtual que posee unas reglas comunes: definición clara de objetivos, premios incrementales por desempeño y el mantenimiento de un adecuado
equilibrio entre esfuerzos y resultados.
Estas reglas del juego calan en el cerebro desde una temprana edad definiendo una nueva forma de hacer y motivar.
Esta forma de aprender pasa a ser parte fundamental del individuo. La persona ha aprendido a tener una misión, un objetivo claro que le lleve un poco más allá. Si lo consigues pasas de pantalla; si te equivocas, aprendes del error y utilizas la experiencia para pasar a la siguiente. El fallo se acepta, es más, se aprende de él, se establecen trucos para ir más rápido la próxima vez y pasar cuanto antes de pantalla. El feedback es constante, en todo momento sabes en que nivel estás, cuánta vida te queda o lo lejos o cerca que estés de conseguir el objetivo.
Negar esta realidad es querer seguir viviendo como en el pasado; aceptarla te ayuda a definir modelos de motivación orientados a estos nuevos valores. Consiste en modificar la ecuación de la motivación. Antes funcionaba el palo y la zanahoria y ahora es la persona la que se encuentra en el centro.
Venimos de modelos de trabajo inspirados en la era industrial, y parece que no nos hemos enterado que esto ya es pasado. Las personas han evolucionado mucho desde entonces. Aquellos granjeros que llegaron a las fábricas en la gran ciudad sólo querían poder vivir. Su motivación era ganar dinero para tener una buena vida. Para ello trabajar en una fábrica era una suerte. Trabajar mucho = ganar mucho. Así de sencillo. Pero todo esto ha evolucionado. Lo de haz A y te pago B, ya no funciona. Ahora los adictos a la Play tienen otra forma de entender el tinglado. La forma de jugar ha cambiado y ahora las reglas son otras. Ya no vale eso de tratar a la persona como una tuerca más en un complejo engranaje que no se sabe muy bien para qué sirve. Ahora las personas reclaman ser tratadas como eso, personas. Y la persona es única. No hay dos iguales, ya no vale el café para todos y la generalización disfrazada de disculpa para trabajar menos. En la motivación 3.0 las cosas cambian. Ahora la pregunta es: ¿qué quieres ser: 2.0 o 3.0?. La respuesta no es tan evidente. El 3.0 no siempre es la respuesta. Habrá empresas y sectores donde el 2.0 será mucho más efectivo que el 3.0. Es muy importante saber dónde estás, porque si te equivocas con el “software”, si cruzas sistema de motivación 3.0 con cultura 2.0, o viceversa, la cosa difícilmente va a funcionar.
El post está orientado a un sistema de motivación 3.0, porque el 2.0 está más que probado ... ¡y funciona!. Las empresas del siglo XXI necesitan nuevos modelos para motivar al talento. Lo de poner objetivos cortoplacistas o tratar de motivar sólo por la vía económica ya no funciona. Esa fue una fórmula que permitió el desarrollo de la era industrial, pero una vez terminada ésta el entorno es otro. Las empresas de este siglo deben saber leer entre líneas. Si son capaces de entender que los “playadictos” poseen unas características de motivación diferentes, tendrán la llave que abre las puertas del compromiso. Darle sentido y propósito al trabajo, u otorgarle objetivos claros basados en la responsabilidad, serán la base para construir nuevos modelos de motivación orientados a incrementar y potenciar el compromiso.
La autonomía, el flow, el sentido y el autoconocimiento (el camino de la motivación) son los pilares sobre los que construir ese nuevo modelo de motivación 3.0. Los cuatro equilibran la motivación de las nuevas generaciones de jugadores virtuales. Navegantes de mundos paralelos que sólo buscan un estímulo bien definido: disfrutar, aprender y crecer.
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